El proceso de llegar a ser psiquiatra

Compartiendo la experiencia

Mi experiencia en salud mental arrancó a la pronta edad de cinco años, cuando súbitamente un familiar muy cercano, un referente para mí, cambió su comportamiento de forma llamativa debido a lo que posteriormente supimos iba a ser su primer brote psicótico.

Con el tiempo he comprendido que mi elección por la psiquiatría estuvo muy motivada por una necesidad de comprender cómo llega a suceder un cambio comportamental así, qué lo precipita, cómo puede prevenirse o, si esto no es posible, cómo podemos ayudar a reconducir de la mejor manera la salud mental y la vida en general de las personas afectadas.

El trato con los pacientes

La andadura, sin embargo, no fue fácil. No ya por la complejidad que implica la profesión en sí, que es mucha, sino en mi caso particular por las dificultades iniciales que tuve que superar para armonizar mi experiencia personal con la profesional.

Y es que cuando uno comienza a trabajar y a formarse como psiquiatra se da siempre un proceso de adaptación y de aprendizaje muy impulsado por la exposición al trato con los propios pacientes, sus trastornos y sus historias biográficas. Unas nos resuenan más, nos impactan más, otras menos. Pero todas van contribuyendo no sólo a adquirir conocimientos teóricos y prácticos sino también a madurar nuestra personalidad.

Como es lógico, esta exposición no es siempre sencilla, muchas veces nos afecta, nos remueve, nos intranquiliza y necesitamos procesar toda esa nueva información a la que estamos accediendo por primera vez gracias a la oportunidad que nos da estar realizando la especialidad de psiquiatría.

La formación teórica

La segunda fuente inagotable de exposición y aprendizaje son los libros, las publicaciones y congresos científicos, los cursos de formación, etc. El estudio y las actividades formativas hacen que se vaya adquiriendo un corpus teórico, unos modelos explicativos, que capacitan al profesional para trabajar con los problemas de salud mental de los pacientes.

Pero en psiquiatría se da la circunstancia de que co-existen diversidad de modelos, teorías, aproximaciones teóricas y escuelas, casi todas en clara contradicción o incluso lucha abierta. Es verdaderamente inabarcable para el residente poder dominarlas todas ellas, lo cual suele desgraciadamente conducir a aferrarse desesperadamente a aquella con la que uno está más cómodo. Y esto no es demasiado bueno, porque limita ya tempranamente la perspectiva que el profesional va a tener de la salud y la enfermedad mental.

Es virtuoso tener la humildad de aceptar lo que no sabemos y mantener un actitud crítica frente a las «soluciones para todo».

Esta disparidad de teorías lleva implícito inevitablemente cierta confusión para el profesional que comienza a formarse en psiquiatría, pero hasta que no podamos corroborar qué teorías son válidas (mejor dicho: en qué casos sí y en cuales no), no nos queda más remedio que mantener un interés inagotable por aprender. Es virtuoso tener la humildad de aceptar lo que no sabemos y mantener una actitud crítica frente a las «soluciones para todo».

Los profesionales de la psiquiatría

Existe una tercera fuente de formación y aprendizaje para el Psiquiatra que comienza. Consiste en el equipo de psiquiatras, los maestros y mentores con los que uno trabaja durante estos primeros años de ejercicio profesional; y también en adelante. En realidad, no sólo se aprende de los psiquiatras, muchos otros profesionales, aunque en menor medida, aportan su grano de arena a la formación del médico residente.

De igual manera, el psiquiatra en formación debe lidiar y aprender de la disparidad de criterios de sus mentores, tan habitual en la psiquiatría actual. Nos solemos encontrar con tal variedad de opiniones entre los profesionales ya establecidos que, aunque por un lado todos aprendemos de esa diversidad, a la vez puede abrumarnos y desalentarnos.

Pero es que claro, el objeto de estudio de la psiquiatría, la mente humana, es la entidad más complicada del universo, lo más complejo de la Creación.

No creo que uno deba precipitarse, arrogantemente, a quererlo dominar. Pero no es sencillo no hacerlo, sobre todo al principio, porque recibimos el mandato de que se tiene que dominar la especialidad que se estudia y a la vez aceptar que en cierto modo es inabarcable. 

A modo de resumen, en cuanto a lo intelectual, es muy importante que el/la psiquiatra gestione bien la incertidumbre a la hora de abordar las incógnitas que todavía envuelven a los trastornos mentales, su etiología, patogenia, curso y tratamiento.

En el plano más personal y biográfico, es fundamental conocer qué lo ha llevado a uno a interesarse profesionalmente por la psiquiatría y tener más o menos bien representadas las cualidades de la propia personalidad, así como de las relaciones personales que nos han ido configurando.

"La mente humana es la entidad más complicada del universo, lo más complejo de la Creación"

Al comienzo de este artículo esbocé los hechos biográficos que más me han marcado en mi elección profesional. He añadido brevemente al respecto que tuve que enfrentar ciertas dificultades al comienzo de la práctica de la psiquiatría en relación a cómo compatibilizar los roles de «familiar de pacientes con trastorno mental»  y «psiquiatra».

Fue la combinación de apoyo de mi mujer, de mis supervisores en el departamento de psiquiatría y la ayuda inestimable de un análisis (un proceso psicoterapéutico que se extendió algo más de dos años) lo que me ayudó a perseverar y a compaginar ambas facetas de mi vida de forma fructífera.

Quiero destacar el apoyo que recibí desde la jefatura de servicio de psiquiatría donde realizaba la residencia, y en particular que se me indicara que la propia experiencia personal de cercanía con los trastornos mentales, bien encauzada, podría ser una cualidad profesional muy apropiada y ciertamente apreciada por los pacientes y sus familias a lo largo de mi carrera.

Por último, para quien lo desconozca, quiero mencionar que son muy conocidos los ejemplos de psiquiatras que a lo largo de la historia han tenido casos de familiares muy cercanos con trastornos mentales graves, hospitalizaciones frecuentes o incluso suicidios. También son cada vez más comunes las declaraciones públicas de profesionales de la salud mental que manifiestan padecer algún tipo de trastorno mental. Quizá el más llamativo y paradigmático sea el de la Dra. Linehan, creadora del tratamiento más eficaz hoy día para los pacientes con trastorno límite de la personalidad y alto riesgo suicida (la terapia dialéctico-conductual) y que ha compartido su experiencia como paciente, por ejemplo, en este artículo del New York Times: Expert on Mental Illness Reveals Her Own Fight

En todo caso, sea cual sea la situación vital que nos conduzca a trabajar en el ámbito de la salud mental, es fundamental conocerse, apreciarse y dirigir grandes esfuerzos intelectuales y también madurativos de la personalidad para poder dar lo mejor de nosotros a los pacientes, aportar valor al desarrollo de la especialidad y disfrutar de la práctica profesional. 

Espero que los lectores, especialmente aquellos que contemplen esta profesión o se hallen en algún punto del recorrido inicial por ella, encuentren interesante este artículo.

Autor:

© Todos los derechos reservados. Samon Psiquiatría.

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